Abraham había trabajado mucho, pero estaba totalmente invadido por una sensación de NO PUEDO.
Tras hablarlo durante un tiempo y asegurarle que no nos fallaba en ningún caso y era bueno para él, lo hizo.
Tras los primeros momentos de desconcierto y desasosiego, todo empezó a fluir y nos contó lo que sabía de caballos.
Pero el mejor momento no había llegado, el momento de las preguntas fue espectacular para él, ahi y si se creció y demostró su trabajo.
Al final reconoció que se alegraba de haberlo hecho e intentado, y todos vimos la necesidad de seguir entrenando para aprender a controlar los nervios y el miedo.
abraham soy laura y tu experto me a gustado mucho
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